tengo tus mitos en mis altares,
tengo tus sueños adormilados
de tanta espera,
de tanta angustia,
de tanta pena.
Mis ojos, no tristes pero cansados,
mi boca con el sabor lejano de mi coca,
mis manos endurecidas por el sudor sin fruto,
mis pies casi agotados del caminar en la Historia,
mi yo anclado en tus raíces
se alimenta y te alimenta
y seremos grandes,
como antes,
como siempre.
Mi hermano ya no venderá frutos ajenos
disfrazado de ambulante, payaso o pordiosero.
Mi hermana, nuevamente digna y señorial,
cuidará sus propios hijos,
lavará sus propias prendas,
comerá en su propia mesa
y soñará sus propios sueños.
Estoy contigo Perú.
23 agosto 2002 en Miraflores.